Vender una casa puede ser una de esas aventuras que empiezan con ilusión y acaban con dolor de cabeza.
Y no es para menos: entre papeleos, visitas, curiosos y precios que suben y bajan, más de uno acaba diciendo “mejor que lo haga una agencia”.
Pero ojo: sí se puede vender una casa por tu cuenta sin que te tomen el pelo.
Solo hay que saber cómo hacerlo bien, tener un poco de paciencia y, sobre todo, usar el sentido común.
Aquí te cuento paso a paso cómo hacerlo como un profesional, sin pagar comisiones y sin dramas.

💰 1. Empieza sabiendo cuánto vale de verdad tu casa
El primer error que comete casi todo el mundo es poner un precio al tuntún.
O bien te flipas pensando “mi casa lo vale porque le tengo cariño”, o te pasas de prudente y la regalas.
La clave está en poner un precio justo y realista.
Para eso:
- Mira en portales como Idealista, Fotocasa o Pisos.com pisos similares al tuyo en tu zona.
- Fíjate en los que ya se han vendido, no solo los que están anunciados.
- Si tienes dudas, pide una tasación online gratuita, que te dará una orientación bastante fiable.
👉 Consejo: pon el precio ligeramente por encima de lo que esperas conseguir. Así tendrás margen para negociar sin perder interés de los compradores.
🧹 2. Prepara la casa para enamorar (sí, aunque tú ya no vivas allí)
Tu casa ya no es “tu hogar”, ahora es un producto.
Y como cualquier producto, tiene que entrar por los ojos.
Haz una limpieza a fondo, abre cortinas, deja que entre la luz y despersonaliza:
quita fotos, recuerdos familiares o figuritas del Rocío.
La gente tiene que imaginarse viviendo allí, no visitando la casa de tu abuela.
👉 Si puedes, pinta las paredes de blanco o tonos neutros. Es barato y cambia totalmente la sensación del piso.
Y si quieres ir un paso más allá, busca ideas de home staging: colocar muebles ligeros, cojines, plantas y algo de decoración para dar vida sin gastar mucho.
Hay gente que ha vendido su casa en una semana solo por eso.
📸 3. Las fotos: tu arma secreta
Esto es clave.
Nada espanta más que un anuncio con fotos oscuras, torcidas o con el váter abierto.
Haz buenas fotos:
- Usa el móvil en horizontal y con luz natural.
- Abre ventanas y evita que se vean cables o trastos.
- Si puedes, haz las fotos por la mañana o al atardecer, cuando la luz es más cálida.
Y si el piso lo merece, invierte 50 o 60 euros en un fotógrafo profesional.
Créeme, la diferencia entre vender en 3 semanas o en 3 meses puede estar en esas imágenes.
🧾 4. Prepara toda la documentación antes de anunciar
Hay compradores que se echan atrás por culpa de los papeles.
Tenlo todo a punto antes de colgar el anuncio. Necesitarás:
- La escritura de la propiedad.
- El certificado energético (obligatorio por ley).
- Los recibos del IBI y comunidad al día.
- El DNI del propietario.
- Y si tienes hipoteca, un certificado de deuda pendiente.
👉 Consejo: si todo está listo desde el principio, cuando aparezca un comprador serio no perderás tiempo y podrás cerrar rápido.

🖥️ 5. Publica tu anuncio como un profesional
Ahora toca salir al escaparate digital.
Nada de poner “vendo piso bonito, precio a convenir”. Eso no llama a nadie.
Escribe un texto claro, con gancho y honesto.
Por ejemplo:
“Luminoso piso reformado en el centro, con tres dormitorios, balcón y orientación sur. Perfecto para familias o como inversión. Listo para entrar a vivir.”
Y acompáñalo con al menos 10 o 12 fotos.
Publica en varios portales: Idealista, Fotocasa, Milanuncios y Wallapop (sí, funciona).
Cuantos más sitios, más ojos lo verán.
👉 Tip extra: cambia el título del anuncio cada par de semanas para que vuelva a subir posiciones en los portales.
🕵️ 6. Aprende a filtrar curiosos y “mirones”
Prepárate: te van a escribir muchos que solo quieren echar un vistazo.
Algunos ni saben si pueden permitirse el piso.
Por eso, cuando alguien te contacte, haz unas preguntas básicas:
- ¿Buscas para vivir o invertir?
- ¿Tienes ya hipoteca preaprobada o pagas al contado?
- ¿Cuándo te gustaría mudarte?
No tengas miedo de parecer serio. Eso ahorra tiempo y te evita visitas inútiles.
🗝️ 7. Las visitas: cómo hacerlas bien
Piensa en la visita como una cita.
Hay que causar buena impresión, pero sin mentir.
Abre ventanas, pon un poco de música suave, evita olores fuertes y, si puedes, ten la casa vacía de gente.
Cuantos menos “testigos”, más cómodo se siente el comprador.
Explica lo bueno del piso, pero también sé sincero con lo que no es perfecto.
La honestidad genera confianza, y eso vende más que cualquier discurso de comercial.
👉 Truco: deja que la persona recorra la casa sola unos minutos. Eso ayuda a que se imagine viviendo allí.
💬 8. Negociar sin nervios (y sin que te engañen)
Llegará el momento en que alguien te diga: “Me interesa, pero el precio es alto”.
Tranquilo, es parte del juego.
Antes de aceptar nada, haz tus cálculos:
¿cuánto quieres sacar limpio? ¿qué margen tienes?
Nunca aceptes una oferta sin pensar en frío y, sobre todo, ponlo todo por escrito.
👉 Consejo de oro: cuando alguien te diga que te da una señal, usa siempre un contrato de arras.
Así se protege tanto el comprador como tú, y todo queda legalmente atado.
🧾 9. Firma y trámites finales
Cuando haya acuerdo, toca cerrar la venta ante notario.
El comprador suele elegir el notario, pero puedes proponer el tuyo si prefieres.
Asegúrate de tener preparados:
- El último recibo del IBI.
- Certificado de comunidad al día.
- DNI.
- Y las llaves, claro.
Una vez firmes, el banco del comprador transferirá el dinero directamente.
Guarda las copias y brinda con una cerveza: lo has conseguido tú solito.
🎯 En resumen
Vender una casa sin agencia no es imposible ni una locura, simplemente hay que hacerlo con cabeza.
Si pones un precio justo, cuidas los detalles, filtras a los curiosos y tienes la documentación lista, puedes cerrar la venta sin pagar miles en comisiones.
Eso sí, no tengas prisa: cada venta tiene su momento.
Y cuando llegue el comprador adecuado, lo sabrás.
Verás esa sonrisa de “aquí me veo viviendo” y entonces sí, toca firmar, entregar las llaves y disfrutar del trabajo bien hecho.
Porque vender tu casa sin agencia no solo ahorra dinero, también deja esa sensación de orgullo que no se compra con euros.
